martes, julio 12, 2005

Mi ocio en un pozo

Sería sobre las ya lejanas fechas de Semana Santa, al volver de un viaje, que me hablaron de Él por primera vez. Era atractivo, fácil y divertido, y guardaba sorpresas para casi cada día. Desde que le conocí no paré de pensar en Él, en hacer planes de futuro, en cantar sus alabanzas día y noche hasta hartar a mis amigos. Le he dedicado horas sin fin, buscando la manera de hacerme con él, de conseguir que mi nombre le suene y haga que sus demás pretendientes tiemblen. He ganado y he perdido, pero sobre todo le he dedicado esfuerzo.
Pues sí, me estoy refiriendo al temible Ogame.
Este juego de estrategia online trata sobre la conquista del espacio y la construcción de un Imperio Galáctico. Comienzas siendo el líder de tan solo un planeta y tu misión es extenderte por otros ocho (límite para el tamaño del imperio) y gobernar los espacios interestelares. Para ello deberás hacer crecer tus planetas con industrias y ciencias que a su vez te permitirán fabricar naves cada vez más veloces y potentes para enfrentarte a tus enemigos.
Es un juego curioso, en tiempo real y muy simple de entender y dominar. Como el número de jugadores es ingente, en cada idioma hay varios universos en los que combatir. Particularmente en el canal español hay 12 universos distintos, aunque yo solo juego en el Universo 1.
Hay tres recursos básicos que atender, el metal, el cristal y el deuterio. En líneas generales, el metal y el cristal te permiten construir tus edificios y naves, y, en menor medida, hacer algunas investigaciones. Igualmente, el deuterio se utiliza principalmente como combustible para hacer volar tus naves y para la mayoría de las investigaciones, aunque también hay edificios y naves que requieren deuterio en su fabricación.
El sistema de batallas es bastante sencillo, dejando a un lado refinamientos tales como ataques conjuntos, asedios o cualquier otra cosa que no sea el ataque frontal. Los batallones se encuentran en la órbita de un planeta y se dan de leches. Así de simple. Si el atacante gana tiene derecho a robar parte de los recursos del planeta, más o menos dependiendo de la capacidad de carga de sus naves.
La organización interna del juego se da en Alianzas, de las cuales yo pertenezco a la Game Over del Universo 1. El pertenecer a una misma alianza permite saltar algunas de las reglas del juego que están hechas para limitar la posibilidad de trampas, como por ejemplo el pasar recursos de un planeta a otro o compartir información.
El mayor problema del juego es lo absorbente que resulta. Llevo jugando desde hace... y desde aquella fecha hasta hoy vengo haciendo paseos diarios a algún ordenador con conexión a Internet para echarle un vistazo. Y no vean la de tiempo que ocupa la tontería. Admiro a Alberto por su entereza al dejarlo, no así al resto, que se fueron desanimados tras perder su flota en una batalla que no habían planeado.
Y digo yo: ¿culminaré en algún momento mi principal ansia al haber empezado este juego? Es decir, ¿tendré alguna vez mi propia Estrella de la Muerte? Porque el día en que reviente mi primer planeta con ella lo dejo. Lo juro.

3 Comments:

At 07:12, Anonymous Anónimo said...

Pues habrá que probarlo! Parece muy interesante, rollo hattrick pero con galaxias en vez de fútbol. Voy a registrarme ahora mimmo.

 
At 11:44, Blogger ElHombrePancho said...

odiosmio, mi primer comentario!! estoy tan emocionado que casi olvido decirte: noooooooooooooooo!! te absorberá la vida y vampirizará tu esencia! y encima creo que es un truco de alguna perversa mente para observar a los posibles generales en una guerra que se está gestando y que enfrentará a la humanidad con... quién sabe? por mi parte no pongo todo lo que sé en el juego, ya que paso de que un androide venido del futuro con cara de gobernador se presente en mi casa y me pegue un tiro. Ya veremos.

 
At 18:07, Blogger ElHombrePancho said...

Vale, en otro sitio digo que jurar esta muy mal visto, y es que voy a violar el juramento que aquí hice una vez.
Tengo estrellas de la muerte, y ya ha caido una luna a mis manos. Pero aun no lo he dejado. Voy a ponerme en modo vacaciones y ya decidiré qué hago con él, perdón, Él. Es que da pena dejar atrás más de dos años de trabajo.

 

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