jueves, septiembre 01, 2005

Nostalgia de una edad perdida.

Pafman, el héroe tonto, feo y con un gato que habla como compañero. ¿Han leído ustedes sus aventuras? Recientemente tuve la ocasión de comprar una reedición de sus aventuras que está haciendo Ediciones B, y la desaproveché. Después de todo, ¿para qué está la mula si no es para este tipo de situaciones? El caso es que el bueno de Pafman y su fiel Pafcat representan una época que he tenido a bien recordar gracias a unos números sueltos de la revista Súper Mortadelo que conservo entre unos de Green Lantern y la Enciclopedia Tolkien Ilustrada, y es que a mi cuarto hay que entrar con cuidaíto o el frikismo te asalta y te fuerza analmente contra la pared.
En la susodicha revista veo humor ácido, chascarrillos picantes y bromas tan absurdas que merecen una reverencia. Y lo peor es que de pequeño me leía estas revistas sin pillar su sentido pleno, osea que encima tienen ¡doble lectura! Impresionante que una revista para niños pueda hablar con tanto descaro de sexo, violencia y de una especie de surrealismo cargado de absurdez y envuelto en contradicciones Pratchettianas con una pizca de sadismo. En fin, una historia. Y es que hoy en día no calibro yo la reacción del público ante tamaño despropósito de revista.
En un mundo como el de hoy, cargado de chascarrillos fáciles y de "humor inteligente" como el del Club de la Comedia (con artículo propio, no se lo pierdan si llego a escribirlo, por favor) no estoy seguro de que esta revista llegase a triunfar. Como decía aquel, sobrecargados de Morancos hemos perdido la capacidad de apreciar a Kant.
Y en la próxima feria del manga de Jerez tengo un habitáculo propio, están todos invitados.