Lleno de sol...

...lleno de muerte; lleno de luz, lleno de ira.
Verán, hay en alguna parte un parque de atracciones solitario y casi nuevo, al que se accede solamente por la puerta de la derecha. Para atender a los visitantes hay una señora que apenas habla y apenas sonríe, en una garita a la izquierda de la entrada. Al llegar todas las puertas estarán abiertas, pero conforme se acerquen a ellas se cerrarán, dejando al final solo una abierta. Si logran entrar... bueno, no recuerdo qué pasa al entrar, pero nada bueno. A lo mejor se encuentran con seres queridos y lobotomizados, pero es sólo una intuición.
Lo peor (que recuerdo) es el convoy que está delante. Está formado por autobuses, de línea y normales, y vagones de tren y metro, unos detrás de otros. En ellos va montada gente que no tiene mente, que tan solo mira estúpidamente hacia delante con una sonrisa vacua, que te contestarán si les preguntas pero sin decir nada. Conduciendo van... marionetas, quizás. Cuando me acerqué a preguntarle, alarmado, al conductor del último autobús, qué estaba pasando, me encontré con una cara anodina tras un bigote que me respondía solícita, pero por un instante pude entrever la verdad de una cabeza sin cara y unos brazos acabados en muñones.
Y para guiar la caravana, que no se moverá hasta que no seas uno de ellos o quizás hasta que estés atrapado sin salida y lo sepas, está esa anciana que te da la espalda, que reconoces como tu abuela o eso me parecía a mí, que tiene más poder del que nunca has visto, que es inmune a tus esfuerzos por dañarla, que ya la puedes golpear con toda tu fuerza que no le harás nada, que es el cerebro detrás de todo, que irradia mal, que está contenta de que estés solo y enfadado y asustado. Que tus instintos te instan a atacarla, suicida, o a huir YA porque luego será más tarde. Pero tú sabes que ya es tarde.